El alcohol demasiado barato nos saldrá caro.

Hace pocos días conocíamos la noticia de que el tradicional botellón por la Fiesta de la Primavera de Granada ha enfrentado al equipo de gobierno y a la oposición por las consecuencias que esta celebración acarrea. Los medios de comunicación han puesto el grito en el cielo sobre esta práctica tan habitual en los jóvenes de hoy en día.

El botellón es algo malo, tanto como fumar, drogarse, robar o ser un irresponsable. En España, cerca del 40% de los menores practica el botellón. La mitad de ellos opta por las bebidas de alta graduación, mientras que el resto opta por la cerveza y el vino a partes iguales.

El consumo de alcohol está "muy extendido" entre los adolescentes españoles, especialmente los fines de semana, y el botellón forma parte de la cultura juvenil de la sociedad española.

 

El 35% de los turistas jóvenes extranjeros se emborracha casi a diario. Los expertos sanitarios no cesan de repetirlo, el binomio alcohol y noche supone un grave riesgo para la salud no sólo de quien bebe, sino para el resto de los ciudadanos. 

Y el problema se agrava en verano, periodo en el que las altas temperaturas y la prolongación de la luz solar invitan a beber más y más. Bien lo saben los promotores turísticos que cada año organizan millares de viajes a determinados puntos de la costa española, con el reclamo de largas noches de desenfreno aderezadas con alcohol.

El Instituto Europeo de Estudios en Prevención realizó un estudio centrado en dos ciudades españolas, Eivissa y Palma de Mallorca. Este trabajo, que analizó el comportamiento de un millar de británicos de entre 16 y 35 años, pone de manifiesto, de nuevo, que la embriaguez se asocia con frecuencia a peleas, al policonsumo de drogas y al mantenimiento de relaciones sexuales con distintas parejas sin protección.

Creo que España es un lugar donde es muy fácil conseguir alcohol o tabaco, su bajo precio comparado con otros países atrae a multitud de turistas extranjeros con el objetivo de fiesta a bajo precio.

Después entraríamos en el discurso de la moralidad y me pregunto:

• ¿Por qué un gobierno que promulga los valores católicos, que habla de excelencia educativa y de subida de impuestos por necesidad económica permite que estos productos tengan los precios que tienen?
•  ¿Por qué esa demagogia de los medios de comunicación que se echan las manos a la cabeza cuando ven los datos de adolescentes con fracaso escolar? 
•  ¿Por qué los gobernantes echan la culpa al sistema educativo de ese fracaso cuando son ellos los que precisamente tienen en su mano cambiar los modelos de la sociedad?
• ¿Por qué se permite el reclamo turístico con esos modelos? 
• ¿Por qué es tan contradictorio el modelo que promulgan y el que permiten?
• ¿Cuál es el modelo de sociedad que se quiere tener o al que se quiere llegar?

Que cada uno saque sus conclusiones.